Solidaridad.-Aunque en México existe la Ley de la Responsabilidad Ambiental que entró en vigor el 7 de julio del 2013 y que establece la reparación de daños en caso de delitos cometidos contra el ambiente, y de que ésta abre la posibilidad para exigir procesos judiciales, el hotel Paradisus devastó un área aproximada de 400 metros de manglar ante los ojos de la autoridad municipal. Este delito no puede quedar impune, afirmó la regidora Laura Beristain Navarrete.
Asimismo, agregó que «pareciera que Quintana Roo sigue siendo un paraíso para devastar, hace falta una revisión a la parte de las sanciones, pues estamos hablando de grupos empresariales que tienen el dinero suficiente para pagar las multas por cada ecocidio que realizan».
Beristain Navarrete dijo que la sanciones deben ser más estrictas, pues además del daño ambiental, hay uno de tipo social. «No han entendido que el desarrollo debe ser sustentable, los empresarios que vienen a invertir al destino deben saber que la autoridad no va a cobijar actos de corrupción, y de detectarse, el PRD va a llegar al fondo para que los responsables sean sancionados y reparen el daño».
«México ocupa los primeros lugares con mayor biodiversidad en el mundo y es lamentable que sus ecosistemas sean vulnerados por los intereses privados de cadenas hoteleras. Además de reformar las leyes ambientales de las sanciones económicas, es importante fomentar la conciencia ambiental como un ejercicio cotidiano, habitual, esta parte es fundamental para no permitir que se siga devastando, es parte también de la cultura de la denuncia ante hechos atroces que dañen el lugar donde vivimos», aseguró.
Con todo, Laura Beristain Navarrete, a manera de reflexión, hizo un comentario sobre el sismo de 4.2 grados Richter que se registró en Tulum y Playa del Carmen anoche:»El fenómeno nos sorprendió porque el estado no se encuentra en una zona sísmica, la naturaleza tiene una fuerza impresionante y nosotros, como seres humanos que habitamos este planeta, debemos aprender a convivir y a respetar nuestro entorno, no podemos permitir que los intereses económicos estén por encima de respetar la naturaleza».