Chetumal.-La prolongada crisis económica, el incremento de IVA del 11 al 16 por ciento, la incisiva aplicación de un sistema tributario, y demás obligaciones patronales, han dado cuentas de comedores de comida corrida en plena debacle, como los que a la fecha sobreviven en el mercado Ignacio Manuel Altamirano.
Son cerca de una docena de establecimientos que venden diariamente la tradicional comida corrida, los que ven su suerte ante la difícil situación económica que priva en la capital del estado, a raíz de una serie de factores negativos que amenazan con poner fin a estas cocinas económicas que durante años han sido parte de la historia y vida chetumaleña.
Y es que a decir de los propietarios y encargados, la mayoría de estos negocios de alimentos nacieron y crecieron a la par con el llamado Mercado Viejo, que en sus épocas doradas albergaba la terminal de Autobuses, y fue en esos tiempos en que estos establecimientos vieron su mayor esplendor ante la gran afluencia de gente proveniente de otras ciudades y entidades vecinas, ya que Chetumal era la capital del comercio de importación en el sureste de México.
Hoy, cuando los tiempos son totalmente distintos, estas cocinas económicas que han prevalecido de manera generacional como un ícono de las tradiciones capitalinas, han entrado en plena debacle con un descenso en sus ventas por más del 50 por ciento en lo que va de los últimos 5 años.
Sin embargo, la esperanza sigue viva, pues a decir de los locatarios tienen puestas sus esperanzas en que al finalizar los trabajos de remodelación de la Avenida Héroes, este sitio vuelva a cobra el auge necesario, si bien no para regresar a esa ‘época dorada’, al menos permita les mejorar sus ganancias.
Asimismo, coincidieron en que la diaria llegada de habitantes de las comunidades de la zona rural y la rivera del Río Hondo, permiten que las ventas se mantengan al menos para poder sobrevivir. “Los eventos deportivos, culturales y de partidos políticos donde viene gran número de gente a Chetumal nos da también un respiro por temporadas, aunque sea por unos cuantos días, y eso nos permite mantenernos a flote”, puntualizó el hijo de una locataria con más de 30 años trabajando en el Mercado Nuevo.