Efecto Mariposa
Fui varias veces al banco a realizar depósitos y retiros en cajeros automáticos, y es sorprendente la mirada de pánico de la gente que acude a los bancos, rayando en una psicosis colectiva, provocada por el temor a ser despojados de sus ingresos e inclusive de su vida, ante la falta de seguridad que priva en Chetumal, Bacalar, Playa del Carmen y Cancún, con la ola de secuestros y asesinatos realizados de forma artera, lo que demuestra que el Mando Único policial es un escandaloso fracaso, y tal parece que con este sistema se ha entregado a la ciudadanía en manos de la delincuencia.
Chetumal era una ciudad pacífica, en la que no se presentaban homicidios dolosos, repentinamente el día que inició la administración gubernamental actual, el 25 de septiembre de 2016, el mismo día de asunción del poder, inició una ola de violencia que incluyó a Chetumal y Bacalar, dándose el cobro de derecho de piso y las ejecuciones de quienes se niegan a pagar, ola delictiva que continúa al día de hoy cayendo, en el mismo nivel de la ola de ejecuciones que se dan en la zona norte, y según la Organización Semáforo Delictivo, Quintana Roo se ubica actualmente entre los estados más inseguros de la República, paradójicamente el estado vecino, Yucatán es el estado más seguro.
Es evidente que el mando único policial no le da resultados a la ciudadanía, sin embargo, pudiera ser que al Secretario de Seguridad Pública; Alberto Capella, le sea útil el mando único para sus fines de permanencia en el cargo, sin embargo, la violencia e inseguridad en el estado se ha recrudecido, y lugares que antes del 25 de septiembre de 2016, como Bacalar y Chetumal eran tranquilos, hoy brillan por el número de ejecutados; 59 en 2019 más los que se acumulen, y la cantidad de secuestro de niños que las autoridades tratan de minimizar, asaltos con violencia a mano armada y delitos de alto impacto que se cometen a diario, pues tan sólo hoy amanecimos con la noticia de dos asaltos a dos Oxxos y a dos cajeros automáticos.
El mal llamado mando único, mismo que debería estar respaldado por la extinta policía federal, y sus labores de inteligencia, que hoy se reduce a una policía estatal con mando central, dejando de lado a la policía ministerial, además de la falta evidente de equipamiento, armamento, profesionalización y remuneración efectiva, hacen del mando único una policía ineficiente, de la que en la mayor parte del estado la ciudadanía desconfía por vincularla directamente con el crimen organizado y los delitos de alto impacto.
El Gobierno del estado puede y debe de restablecer la Seguridad en el Estado, pues tal vez algunos elementos infiltrados en los altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública estén interesados en que este nivel de inseguridad continúe para obtener ganancias, pues como se dice, a río revuelto ganancia de pescadores, sin embargo, a la industria turística no le conviene una plaza caliente, como se dice en el argot criminal y por el bien de Quintana Roo y del estado, la Secretaría de Seguridad Pública Estatal debe de enderezar el rumbo, pues a ojos de la Ciudadanía este panorama de inseguridad es en gran medida propiciado por la incapacidad y falta de transparencia de las políticas y decisiones al combatir los delitos de alto impacto.