Efecto Mariposa
Por Salvador Pérez Hernández
Una tarde nublada en días pasados me trasladaba a la comunidad de Miguel Alemán procedente de Chetumal, después de visitar la Ciudad de Bacalar y haber sostenido una amena plática con mis amigos; Gabriel, Francisco y un menonita de la comunidad de Salamanca al que conozco como Cornelio, mientras platicabamos placenteramente del valor de las tierras ejidales, Gabriel quien es mecánico revisaba mi carrito modelo 2006 por una falla en el Clutch, después de unos diez minutos, le hizo unos remedios y me recomendó que viajará lo más despacio posible.
A eso de las seis de la tarde decidí iniciar el recorrido al ejido de Miguel Alemán, atendiendo las recomendaciones del mecánico; iba a una velocidad media de 80 km por hora, y a la altura de unos ranchos en el municipio de Bacalar, iba rebasando a un motociclista cuando repentinamente un enorme Jaguar, de más de cien kilos de peso emergió del acotamiento cubierto de matorrales y en un salto espectacular, brinco justo enfrente del Platina 2006, lo que originó que hiciera un pequeño volantazo y aplicará el freno a profundidad, creí que sería inevitable el aplastarlo, sin embargo le pasaron las llantas por la cola, y del impacto sólo se quebró por la mitad el logotipo circular de Nissan, sin que en el carro quedara evidencia del accidente.
Paré el coche y la motocicleta que venía ya detrás, cruzó mientras el Jaguar daba como tres o cuatro saltos en el acotamiento de la carreta, regresando el Jaguar al arroyo de circulación, parándose y viendo fijamente al coche en el que viajaba, por el lapso de unos 45 segundos, posteriormente dio un salto con el que atravesó los cinco metros que lo separaban del acotamiento contrario, cayendo aproximadamente un metro dentro del matorral e internándose en la selva, mientras el motociclista, se paró unos diez metros delante de mi coche, le dije al motociclista “¿Crees que vaya a morir el Jaguar?”, a lo que contestó, “no le pasó nada”, continué mi camino, sin embargo el motociclista permaneció estacionado en el lugar y aun a doscientos metros de distancia pude ver que el continuó estacionado, como planeando cómo darle caza.
Es la primera vez que veo tan cerca, un Jaguar en su medio ambiente, y es que en el ejido donde fue el accidente con el Jaguar, aún hay reservas forestales con selva virgen y abundante agua por contar con Lagunas y ríos superficiales, lamentablemente me ha tocado ver Jaguares tirados en los Jagüeyes, animales que han sido desollados para comercializar la piel y sus colmillos por unos cuantos pesos, sin percatarse de que son pocos ejemplares de este imponente depredador, Jaguares que aún viven libremente en las selvas quintanarroenses.
En la reserva de la Biósfera de Calakmul también he podido avistar Jaguares, sin embargo a la distancia y de manera fugaz. Debería el campesinado tomar conciencia de la importancia de la conservación de éstas especies que en tiempo de los ancestros mayas eran considerados divinidades y respetados como guardianes de la selva, sin embargo hoy día son vistos como un símbolo monetario, por lo que se hace imprescindible que el gobierno del estado de Quintana Roo y el gobierno Federal lleve a cabo esfuerzos serios por favorecer la conservación de la especie del Jaguar, y otras que están al borde de la extinción.