Chetumal.-Aunado al descrédito del cual goza la empresa peninsular, los empleados de la estación “Zeta Gas” de Chetumal, le abonan también al saqueo que diariamente esta distribuidora de combustible doméstico comete en contra de los habitantes de Chetumal, Calderitas, Bacalar, las comunidades costeras y aquellas que están ubicadas en la Ribera del Río Hondo.
Y es que al no soportar más los abusos de quien se encarga de llevar el control de las mordidas, los mismos empleados denunciaron de forma anónima la red de corrupción que priva al interior de esta empresa, y que a decir de éstos, es administrada por Adrián Pérez Ancona.
Los denunciantes manifestaron que son más de una decena de “carreros” –entre conductores de pipas y camiones repartidores de tanques- que diariamente pagan a Adrián la cantidad de 300 pesos para poder hacer su “agosto colectivo” en agravio de los habitantes del sur de Quintana Roo.
Y es que las ganancias son tan redituables, que Pérez Ancona ya está haciendo planes de construcción en su domicilio ubicado en el fraccionamiento Las Américas III, donde pretende poner incluso un minisúper con la parte que le corresponde diariamente por “pasar la charola” a sus compañeros.
“Pues de que otra manera podría darse ese tipo de lujos con un sueldo semanal que circunda entre los 900 y mil 200 pesos a la semana”, señalaron los quejosos.
Asimismo, las fuentes anónimas aseguran que Adrián se da el lujo de tener “amiguitas” que ocasionalmente le visitan en su centro de trabajo para que éste les dé “su gastada”, como si fuera gerente de la empresa y no un simple supervisor de rutas.
Cabe señalar que esta no es la primera ocasión que se tiene conocimiento de que los empleados hacen de las suyas no solo para despachar tanques incompletos, sino que en incluso han sido sorprendidos ordeñando los cilindros una vez que estos salen en los camiones repartidores de las planta de carga ubicada sobre la carretera Chetumal-Bacalar.
Ni que decir de la propia empresa que de igual manera ha sido objeto de sanciones por parte de la PROFECO, por avalar la distribución y venta de cilindros con el peso incompleto de un producto de uso humano que figura entre los más caros para las familias capitalinas.
Ante tales situaciones surge toda una serie de incógnitas que, como siempre, la empresa se negará a responder para no caer nuevamente en el ojo del huracán ante tantas irregularidades y tranzas por las que ha sido señalada como una de las más “tranzas” del mercado.
¿Quién está detrás de Adrián Pérez Ancona? ¿Cuánto es el monto que diariamente ‘roban’ de forma colectiva a los habitantes sureños? ¿Hasta cuándo la sociedad tendrá que seguir soportando esta clase de abusos de los cuales la autoridad se hace de la vista gorda sin poner un alto total? ¿Los denunciantes están también inmersos en esta red de corrupción?