Efecto Mariposa
Por Salvador Pérez Hernández.
Con paso anadeante, voz altiva; chillona, y ojos rojizos, una tía afirmaba categóricamente, hace ya doce años; “Votaré por el PRD de López Obrador porque ya es necesario un cambio”, sin embargo este personaje transita de un partido a otro como si nada, y hoy por la mañana un ejidatario, mencionaba; “No sé qué está pasando en el gobierno, pero este no es el cambio que esperábamos, ya que, veo a los poderosos de siempre, ocupando sus altos cargos, mientras que las madres solteras, los jóvenes matrimonios, siguen desempleados”, cuadro que demuestra que la añoranza por el cambio a través de los partidos, no corresponde a lealtad de éstos a sus principios; que nunca han sido una virtud de los “Partidos Políticos”
El desarrollo de los Partido Políticos en el sistema democrático mexicano, ha traído consigo el desencanto de la ciudadanía, ya que para ésta, los Partidos Políticos han evolucionado para proteger los intereses de quienes se han convertido el propietarios de éstos, como si de franquicias comerciales se tratara, proporcionando a sus dirigentes; poder y riqueza, olvidándose de las demandas populares y de la reivindicación de las clases sociales que los llevaron ocupar esos cargos, donde actúan cual patricios romanos.
Los Partidos Políticos han dejado de lado la imagen de representación de las ideologías que abanderan, donde la militancia es usada sólo para la obtención del voto, ya sea, a través de la compra de voluntades o por medio del chantaje y manipulación de los miedos y temores, usando como arma la demagogia, pues una vez que acceden al poder; las políticas públicas son contrarios a los intereses de la población, por lo que hoy la ciudadanía opta por la fortaleza personal del candidato.
Si bien el sistema de Partidos Políticos se ha agotado, también es cierto que la hegemonía de los partidos, tanto del Acción Nacional y del Revolucionario Institucional también se ha agotado, por lo que la elección presidencial dependerá de actores con imagen y prestigio ampliamente conocidos, dejando de lado la prevalencia de los intereses de los propietarios de esas franquicias en las que se han convertido los partidos políticos.
Quintana Roo, durante el periodo gubernamental del ex gobernador Roberto Borge Angulo, se dio una polarización acentuada del desarrollo comercial, turístico y agropecuario, sobre endeudamiento, opacidad en el manejo de los recursos públicos y poca inversión, lo que originó un profundo rechazo sobre su persona, optando el electorado por la persona de Carlos Joaquín González, quien representaba a un actor contrario y alejado al círculo del ex gobernador, donde los partidos políticos fueron simples membretes de campaña.
Se concluye que los partidos políticos han dejado de ser una opción para la ciudadanía, quienes prefieren votar por las propuestas concretas de “personas” en quienes tengan cierto grado de cercanía y confianza y el voto será seguramente en contra del statu quo, establishment o de las elites y clase política dominante.