Por Castillo Rodríguez
Chetumal.-A pesar de que aún son llamados para llevar serenatas o amenizar una que otra fiesta de fin de semana, los cantantes que radican en la capital del estado están viviendo una de sus peores épocas ante la escasa demanda que hoy tiene el oficio de “la cantada”.
Mario Acosta, cantante del género Balada Ranchera, destacó que hasta hace una década esta actividad era un poco más lucrativa ya que los contratos para eventos y cantar en bares y restaurantes eran más abundantes, lo que en la actualidad se encuentra en plena debacle.
“Si, esto ha cambiado como todo, pero gracias a Dios todavía me jalan algunas personas para trabajar en cumpleaños, serenatas y otras fiestas donde voy acompañado de un tecladista con el que buscamos como sacar un dinero extra. Antes era todos los días pero a hoy solo es cosa de fines de semana”, dijo Don Mario.
Indicó el intérprete de la música de Pedro Infante y Javier Solís, que en el caso de aquellos negocios que en su tiempo demandaban la presencia de cantantes para alegrar a los parroquianos, esto ha quedado a la historia ante la baja contratación.
Mario Acosta lamentó que hoy en día las rocolas y demás aparatos surgidos con la evolución de las tecnologías han sustituido a las y los cantantes, que hoy por hoy luchan por sobrevivir para no dejar perder ese tipo de tradiciones que décadas atrás daban vida al Chetumal de ayer.
Sin embargo aseguró que no todos los que se dedican a esta actividad, tanto ayer como hoy, viven del todo de las ganancias de “la cantada”, toda vez que es un extra que se combina con el gusto de interpretar la música que gusta a cada cual de acuerdo al género de su preferencia.
Pero afirmó el cantante chetumaleño fue en los años 90 cuando mayor esplendor tuvo el oficio, y que desde luego, como distracción y parte complementaria dejaba muy buenos dividendos económicos para hacer menos pesada la carga del gasto familiar.
Puntualizó Mario Acosta que mientras el creador así permita, seguirá interpretando la música de sus grandes ídolos, y compartiendo su potencial con quien así le llame para amenizar fiestas familiares, serenatas y hasta las reuniones entre amigos de parranda.