Por Mario Castillo Rodríguez
Chetumal.- ¿Qué hemos hecho para provocar la desconfianza ciudadana? ¿Qué podemos hacer para modificarla? ¿Qué tenemos que hacer distinto para lograr una mayor participación ciudadana?; son unas de las tantas preguntas que hoy la Junta Local del Instituto Nacional Electoral (INE) de Quintana Roo pone sobre la mesa toda vez que de manera oficial este martes 29 de julio concluye el proceso electoral 2015.
Y es que después de 10 meses de haber iniciado las elecciones para renovar a los inquilinos de la Cámara de Diputados en el Congreso de la Unión, son muchas las incógnitas que se formula el INE, pero son muchas más las que al electorado tiene que responderle para que este ente electoral goce de su absoluta confianza.
Sin duda, en su primer paso en la transición de IFE a INE ha dejado mucho que desear de cara a las elecciones locales que habrán de celebrarse en el 2016 cuando se renueven las 25 diputaciones estatales, las 10 presidencias municipales, y la gubernatura de Quintana Roo; así como las federales que tendrán lugar en el 2018 cuando elijamos Presidente de la República y Senadores.
Empero, habrá que recordar que lo que sigue, deberá regirse bajo las nuevas reglas establecidas en la Reforma Política que deberá fraguarse a finales de este año, por lo que el reto es mayúsculo.
Para la sociedad, el referí falló en este su primer arribo al cuadrilátero sobre todo cuando no logró recuperar la desconfianza socia hacia las instituciones y los partidos políticos.
Y esto se vio reflejado –por ejemplo- en el surgimiento de una nueva figura denominada “candidaturas independientes”, que si bien en lo particular no obtuvo victoria el único candidato registrado en el estado, al menos puso en jaque a partidos políticos de antaño como el Revolucionario Institucional, que dejaron ver cuán manipulable fue el INE para favorecerlos.
Sin embargo, las candidaturas independientes distan mucho de ser para lo que fueron diseñadas, pues lejos de representar a la sociedad, fueron marco para el oportunismo de figuras desertoras de los canales partidistas, por lo que hará falta en mejor enfoque, más no así con los candados que pretende imponer el partido en uso del poder oficial.
Otra de las vertientes obtusas, fue el nuevo mecanismo de fiscalización que sirvió ya no así para regular los gastos de campaña, sino para hacer mucho más evidente que las viejas prácticas del priismo alevoso y ventajoso, han sido adoptadas por partidos filiales a él como el Verde Ecologista, que en este proceso se brincó las trancas rebasando sus topes de campaña, y haciendo uso de mañas deshonesta para ganar el voto, sin que nadie, ni siquiera el propio INE, lograra ponerle un freno.
Ni que decir de una “oposición patito” que hizo papel de meretriz de la derecha en aras de fortalecer sus negociaciones bajo el intercambio de míseras posiciones, y que en nada abonan al ejercicio democrático que tanto dicen perseguir.
Desgraciadamente, valga la redundancia, el INE le abono a la desconfianza ciudadana, y eso la misma sociedad lo manifestó en su rechazo a participar de manera abierta en estas elecciones que hoy culminan. Desconfianza que se hizo patente durante la misma convocatoria a funcionarios de casillas, en el proceso de capacitación, y el mismo 7 de junio con el ausentismo de los ciudadanos ya inscritos para ser vigilantes del sufragio, lo cual se pudo observar en el 40 por ciento de las urnas que abrieron con marcados retardos en los tiempos por no completarse los funcionarios.
Pues bien, hay muchos otros factores, pero eso es lo que hoy está en la mesa del INE Quintana Roo, y eso es lo que la sociedad dejo ver en estas elecciones a las que sólo resta esperar el cierre del Tribunal Electoral de la Federación, con los veredictos y resolutivos finales que deberán ser emitidos como fecha límite el próximo 23 de agosto, para saber las conclusiones de casos que tuvieron que ser resueltos en los tribunales tras toda una serie de impugnaciones.
¿Que esperamos los ciudadanos para los siguientes procesos electorales? Esa es una pregunta que no se deben hacer los electores, pues corresponde al INE procurar una verdadera respuesta; demostrar que es un verdadero réferi comicial, y que no tiene inclinación alguna a la manipulación del sistema.
De lo contrario, la desconfianza ciudadana seguirá siendo el ente que camine de la mano con un abstencionismo que por enésima ocasión rebasó más del 50 por ciento del padrón electoral, dando rotundo “Knock out” al INE que, en lo que fue su primer paso a la transición electoral, deja mucho, pero mucho que desear.