Por Mario Castillo Rodríguez
Chetumal.-A sus 65 años de edad, la señora María Concepción Jiménez Pool, preserva dentro de sus costumbres el artesanal urdido de hamacas, que es una tradición propia de la península de Yucatán, y que amenaza con extinguirse pues son muy pocas familias las hacen uso de esta práctica artesanal.
Oriunda de la comunidad de Panabá, Yucatán, Doña Conchi nos cuenta en exclusiva para este medio de comunicación que desde los 6 años aprendió lo que hoy es uno de sus mayores legados, siendo a la edad de 7 cuando elaboró su primera hamaca.
“A mí nadie me enseñó de manera directa, yo me fijaba como mi papá –Don José Jiménez- lo hacía y poco a poco fui poniéndolo en práctica. Recuerdo que estaba yo en la primaria y el maestro nos dijo que teníamos que llevar un trabajo manual a fin de año y yo le dije que iba hacer una hamaca, y fue así como hice la primera con hilo de cáñamo crudo”, agregó la entrevistada.
Señalo que aparte de su inquietud por aprender cosas nuevas, fueron también las dificultades de la vida fueron un factor que le obligaron a poner sumo cuidado en esta práctica artesanal, que le dio la oportunidad de ganarse “un dinerito para la casa”.
Abundó que en aquellos entonces los hijos de los más pudientes de su comunidad natal y las aledañas, iban a estudiar a Mérida y tenían que llevar hamacas buenas, “y aquí fue donde empezó el primer negocio de mi vida ya que cada 15 días era una hamaca nueva que hacía, y que me permitía ganarme aproximadamente 100 pesos por cada una, según el tamaño”, dijo la señora Concepción.
Después –explicó-, con el paso del tiempo me adentre en las reparaciones, que si bien es algo más complicado con la práctica se me hizo tan fácil como hacer una nueva, y así fue como hasta el día de hoy aun me doy tiempo de hacer una que otra reparación, y alguna hamaca para la familia o amigos cercanos porque ya la edad me impide dedicarme de lleno a eso, puntualizó.
Indicó que el tamaño de la hamaca depende del número de rollos de hilo que lleve, y en relación a éstos expresó que la marca tiene mucho que ver para que tener una hamaca duradera.
“Antes en el pueblo las hamacas se hacían con cáñamo crudo, después hubo la oportunidad de comprar hilos en Mérida a buen precio. Dos Leones eran una de mis marcas favoritas pues eran duraderos los hilos, y hoy utilizo Mariposa o La Espiga para hacer hamacas para mis hijos, nietos y bisnietos”, concluyó doña Concepción Jiménez que muy amablemente nos recibió en el seno de su hogar.