Chetumal.-Una mano amiga para apoyar a las personas necesitas, es lo que se puede encontrar en la institución de Asistencia Privada “Santo Francisco Aranda I.AP.” quien todos los días dota de alimentos a casi más de 200 personas de escasos recursos así como indigentes de la ciudad de Chetumal, a cambio de un retribución de acuerdo a sus necesidades económicas.
El comedor comunitario “Santo Francisco Aranda I.A.P”, se encuentra ubicado en la calle Juan de la Barrera número 48 entre Josefa Ortiz y Primo de verdad, y desde el 10 de septiembre del 2015 que abrió sus puertas ha logrado alimentar a cientos de personas de escasos recursos.
El encargado del proyecto Francisco Aranda Herrera, comentó que todos los días acuden al lugar casi más de 200 personas por día para recibir un alimento y que todos los días se suman más personas que buscan una comida caliente y nutritiva.
Señalo que este proyecto lo inicio para apoyar a las familias de escasos recursos que apenas logran sobrevivir con el salario mínimo y que muchas veces no tienen para alimentar a sus hijos.
Para mantener el lugar señalo que a las personas se les cobra una cuota de recuperación de 15 pesos o por mercancía dependiendo de las posibilidades de las personas, incluso hay quienes, no aportan nada, o algunos llevan leña como una forma de gratificar el apoyo que reciben.
Señaló que cuentan con algunas asociaciones quienes también los apoyan con donaciones de productos, que son utilizados para la elaboración de los alimentos, y que así como personas que hacen sus donativos, ha logrado mantener el lugar.
Indicó que los desayunos se sirven a partir de las 8 de la mañana hasta las 10 de la mañana, y que los menús, son huevos, frutas, yogur, leche, pan, frijoles, entre otros.
El horario de comida a partir de las 13:00 horas hasta las 15:00 horas, y que los alimentos que se entregan son balanceados pues se preparan desde pollo en rajas, relleno, verduras, arroz, frijoles, carnes rojas, entre otras.
Puntualizó que la labor la hace por ayudar a las personas que apenas logran sobrevivir con los pocos ingresos que generan y que muchas veces por los precios tan altos de los productos no pueden comprar porque no les alcanza.
Y que escuchar la gratificación de las personas que ayuda, le da mayor motivación para continuar con su labor, la cual piensa llevar hasta Bacalar para apoyar a los jóvenes estudiantes de escasos recursos, así como también en las comunidades rurales.