Por Mario Castillo Rodríguez (1ª Parte)
Chetumal.-Las costumbres tomadas de culturas de otras entidades, el aumento de religiones ajenas a la católica, pero sobre todo la influencia anglosajona que aterriza en la celebración de un equivocado Hallowen, han dado como resultado que la esencia del tradicional Culto a los Muertos se vaya perdiendo gravemente en Quintana Roo.
Así lo consideró el reconocido promotor cultural Lucas Juan Arroyo Arjona, quien dijo que esto se debe también a la nula participación de los padres que desde pequeños dejan de inculcar este tipo de costumbres a sus hijos, y que a la fecha son jóvenes que desconocen el cómo y porqué de cada una de las tradiciones que se llevan a cabo durante la fiesta a los difuntos que tiene lugar los días 1° y 2 de noviembre de cada año.
Las ofrendas con comida regional como los tamales, pibipollos o mucbipollos; los altares, el aseo de los patios, la pinta de bardas y árboles con cal, el mantener limpia la ropa y los platos durante la visita de los muertos, entre otros; tiene un gran significado en el culto que cada familia ofrece a sus fieles difuntos.
En este sentido, Lucas Arroyo explicó que este tipo de actividades empiezan desde días atrás en las familias que tienen más marcada la influencia de nuestros antepasados mayas, y que son costumbres que pocas mantienen sobre todo en los pueblos y comunidades distantes a las ciudades.
Sin embargo, señaló que incluso en las ciudades aún hay gente que cuida cada uno de esos detalles “que tienen mucho que ver para que la visita de los difuntos en la tierra, en lo que en vida fue su casa, sea placentera”.
“En esto colabora cada uno de los miembros de la familia, las mujeres bordando las manteles que servirán para los altares, limpiando las jícaras y desde luego cocinando para las ofrendas. Los hombres de la casa cortarán leña y llevarán los cultivos, ramas, especias, palos, palmas de chit, hojas de plátano, entre otros que servirán para hacer la comida y los altares; y los hijos colaboran limpiando los patios, pintando las albarradas con cal y ayudando en las demás tareas como el armado del altar que se hace de manera conjunta el día 31 de octubre”, señaló el entrevistado.
Asimismo, Arroyo Arjona indicó que esta tradición es más que nada una fiesta donde los muertos de la familia son los invitados principales, pues estarán en casa por un lapso cercano a 10 días, ya que llegan desde las primeras horas del 1° de noviembre (los niños) y el 2 de noviembre (los adultos), y generalmente parten el día 9 que es cuando por tradición, en el ochonario de rezos, se preparan los tamales, pibipollos o mucbipollos que se llevarán de regreso al inframundo, “pues debe ser comida seca para que no se les caiga en el camino”, agregó.
Lucas Juan, abundó que en torno a esta tradicional fecha giran un sinnúmero de mitos y leyendas, “como el que si no mantienes limpios los platos y la ropa los difuntos se molestan y la lavan durante la noche espantando a las familias; o aquello de no barrer la casa durante la estancia de los muertos, pues con la escoba salen asustados y la comida que se cocinará no tendrá buen sabor como castigo”.
Tampoco podemos pasar por alto la ofrenda al “ánima sola”, que es aquella persona que murió en la soledad, por suicidio y sin el cobijo familiar, y a quien se le pone un “chuyub” (armazón a base de jícara y bejuco) colgado afuera de la casa lleno de huesos para que se entretenga chupandolos y no asuste a las buenas almas que sí tienen permiso de llegar a los altares.
También se dice que los perros deban mantenerse amarrados durante los días de culto, pues estos animalitos si logran ver a las ánimas y las espantan con los ladridos y jamás regresan; y muchas otras historias y anécdotas que se escuchan entre la comunidad que guarda celosamente el tradicional “Culto a los Muertos”.
Por último, el Promotor Cultural sostuvo que una de las recomendaciones para que este tipo de tradiciones no se pierdan en un futuro, es inculcar desde casa y en la escuela la verdadera esencia y legado de nuestra cultura maya.
“Pues es vergonzoso –por ejemplo- que en el jardín de niños las maestras, que son las que deben cuidar la iniciación, pidan que los niños se disfracen de calabazas, brujas, vampiros, momias, y otras cosas que nada tiene que ver con nuestra cultura, y que por el contrario hacen que día a día el HALLOWEEN desplace estas hermosas tradición que como legado de nuestros antepasados mayas debemos cuidar celosamente”, puntualizó Lucas Juan Arroyo Arjona.
Nota: En nuestra siguiente entrega, hablaremos del significado de los altares y cómo deben estos de estar conformados según los niveles y rangos sociales.