Por Malixpek
Amparados por el anonimato de las redes sociales, profesionales de la desestabilización procedentes del interior del país, manipulan el movimiento magisterial para desestabilizar al Estado.
Hoy mantienen bloqueado la carretera Chetumal-Cancún, a la altura de Felipe Carrillo Puerto, en la salida a Tulum –inicialmente tenían bloqueada las dos salidas, hacia Chetumal y hacia Tulum– pero al filo de las 19 horas, todos se trasladaron a un solo punto donde han hecho rehenes a miles de conductores.
Padres madres, prestadores de servicios, vacacionistas que se trasladaban de un punto a otro del Estado, se encontraron hoy desde las 9 de la mañana con un grupo de encapuchados armados con machetes, cuchillos, piedras palos y demás artefactos punzocortantes, tomando la vía federal.
Como profesionales de la desestabilización, y en un intento de guardar sus identidades para no enfrentar el brazo de la justicia y lograr escapar ante cualquier posible acto de autoridad, utilizaron máscaras, paliacates y pasamontañas para cubrirse el rostro.
Mientras, sus brazos informáticos distribuyeron en redes sociales información falsa de la situación real en los puntos de bloqueo, en un intento de generar opinión contra el estado.
Así se pudieron ver fotos de policías fuertemente armados y pertrechados señalando que se ubican ya en Felipe Carrillo Puerto, cuando en realidad corresponden por ejemplo a Neuquen, Argentina.
En Facebook y Twitter los guerrilleros informáticos circularon distintas versiones, pero no mostraron material de los verdaderos instigadores y desestabilizadores que hoy, han afectado a miles y miles de quintanarroenses y visitantes.
Este día niños, mujeres y ancianos, los segmentos poblacionales más vulnerables, han tenido que ir en búsqueda de bebidas y alimentos caminando hasta 5 kilómetros ante el bloqueo de esta banda de agitadores y bandoleros que sabotean Quintana Roo.
Ya no es permisible. Lo justo es aplicarles la ley. Alguien tiene que pagar por todo este daño que se infringe a una sociedad que no tiene nada que ver en un conflicto cuyo denominador es la sinrazón magisterial, si es que se les puede llamar maestros.
Alguien tiene que pagar por las horas que madres, padres, niños, jóvenes, hombres y mujeres padecieron horas varados en medio de la nada, sin alimentos, sin servicios, sin compasión de parte de esta bola de rufianes.
Hay que devolverle a los quintanarroenses el orden y la tranquilidad social. ¡Ya basta!
Felipe Carrillo Puerto, Q Roo. Octubre de 2013