Por Mario Castillo Rodríguez
Chetumal.-En nuestra entidad, por cualquier rincón de las ciudades y poblaciones, puede verse un sin número de mujeres; de madres trabajadoras que no cuentan con el privilegio de desempeñarse laboralmente dentro de una oficina o detrás de un escritorio.
Madres trabajadoras que, con todo el valor surgido del amor hacia los hijos, todos los días trabajan enfrentándose a las inclemencias del clima, la crisis, la marginación y la discriminación; pero con la frente muy en alto ya que el fin va más allá de luchar contra el mundo entero si así fuera necesario.
Y es que la gran mayoría de ellas no cuentan con el apoyo de una pareja, por lo que tienen que hacer la función de padre y madre a la vez, con la firme convicción de sacar a los hijos adelante, de procurar mejores condiciones de vida; o al menos hacer llegar el plato de comida a la mesa.
A ellas nadie las festeja, no les hacen comilonas con opción de entrarle a la rifa de regalos, ni les toca bono, ni mucho menos un día de regalo para quedarse plácidamente en casita. A ellas que forman parte de la población marginada económicamente hablando, no les toca caminar por el aterciopelado sendero de la vida.
Pero seguramente, como todos los días, este 10 de Mayo se regalan a sí mismas otro día de exhausta jornada, trabajando quizá de sol a sol mirando hacia ese lejano horizonte que no les impide demostrar que “El amor de una madre es el combustible que hace que un ser humano logre lo imposible”.
El pequeño reportaje gráfico que exponemos nos da una clara muestra de esas madres de familia, de esas mujeres trabajadoras que sin reserva alguna merecen todo nuestra gratitud y reconocimiento; solo resta desear un “Feliz Día de las Madres” para todas y cada una de ellas. Dios las guarde y multiplique sus bendiciones.