*Menores de edad venden en los pasillos del Palacio Municipal en las narices de la Presidenta de la Comisión de Desarrollo Social y Participación Ciudadana
Chetumal.-Con su corta carrera política, y con efímera imagen construida en la farándula chetumaleña como única carta de presentación, la regidora presidenta de la Comisión de Desarrollo Social y Participación Ciudadana, Karla Bustillos Sierra, ha dejado mucho que desear en su desempeño como concejal del ayuntamiento de Othón P. Blanco, en razón de que sus funciones no son más que una simulación con miras engrosar el raquítico capital político que le respalda.
La realidad es que la hija del tecladista chetumaleño “Carlos Bustillos”, ni pinta ni da color en la actual administración municipal, incluso sus homólogos la han catalogado de roba sueldos; y con sus pírricas acciones reafirma las versiones de los demás regidores capitalinos.
En la simulación, Bustillos Sierra se demuestra como protectora de las causas sociales, pero en la práctica su trabajo dista mucho esto ya que no ha movido un solo dedo en pro del Desarrollo Social y la Participación Ciudadana.
Es evidente que la cantante de oficio y aprendiz de político, desconoce plenamente el concierto social de uno de los municipios más importantes de la Entidad, y esto le impide poder visualizar acciones a favor de los grupos más vulnerables de la demarcación. Su proyecto está enfocado en construir carrera y no en el beneficio común.
Dice el dicho que “no hay peor ciego que el que no quiere ver” y una clara muestra es que la Sexta Regidora ni siquiera se ha percatado de un grave caso que acontece todos los días en el propio Palacio Municipal, donde en horario de clase y a plena luz del día, menores de edad recorren de arriba abajo –y viceversa-, los pasillos de la sede principal del ayuntamiento capitalino vendiendo toda clase de productos comestibles.
Esto es tan sólo un claro ejemplo de que no existe siquiera el más mínimo interés para paliar las necesidades de la población othonense, que por administraciones han permanecido a la espera de una esperanza de desarrollo sin que esta logre verse. Lamentable es que los funcionarios siempre lleguen a servirse y no a servir como hoy lo hace Karla Bustillos, cobrando un salario que no devenga, muy jugoso por cierto.
Es claro que la postura que hoy ocupa la flamante regidora fue producto de una negociación bajo la mesa, quizá un intercambio con servicios musicales; pero es por demás inaudito que habiendo tanta gente con la preparación necesaria, se den importantes espacios a aquellos que ven en la política la puerta al poder o un espacio de ocio para recrear sus manías, en lugar de procurar beneficio común.
Este es un caso preocupante, porque a la hora de pararse el cuello todos hablan de defender las causas sociales, de apoyar a los adultos mayores, a las mujeres y a los menores de edad, pero tras bambalinas aflora el desgobierno y la irresponsabilidad. Porque esto no puede llamarse de otra manera cuando en sus plenas narices se práctica la explotación laboral infantil.
Esperemos que las autoridades –las que si tiene el compromiso de cumplir la encomienda-, tomen cartas en el asunto para poner un freno a estas prácticas que no sólo atentan contra el desarrollo de la infancia, sino que abona al incremento de los cánceres que hoy tanto nos laceran como sociedad.
O cantas o gobiernan, porque aunque la popularidad y la fama siempre van de la mano con la política, hay que tener muy en claro que son dos cosas distintas y como tales cada una debe tener un desempeño específico. “No se puede chiflar y comer pinole”, menta una frase de la abuela.
Moraleja: “Cuando las Barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”, no vaya siendo que equivoquen el camino como Karla Bustillos, a quien hoy la tonada le está fallando; y por mucho.