*Gobierno Federal meterá en cintura a aquellas agrupaciones que han visto en la fe espiritual un negocio muy lucrativo
*La religión, un tema tabú que ha dado inmenso dominio a la Iglesia Católica convirtiéndola en la institución más poderosa de la historia humana
Por Mario Castillo Rodríguez
Con el anuncio hecho en días pasados por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) de que todas y cada una de las asociaciones religiosas tendrán que modernizar su contabilidad e informar a partir del 1º de septiembre sobre sus ingresos, esto con el fin de que la información sea enviada de forma digital incluyendo su registro analítico de operaciones de ingresos y egresos junto con la documentación comprobatoria correspondiente, ahora las iglesias estarán bajo la lupa hacendaria del gobierno federal.
Y esto aplicaría en las ofrendas, diezmos, primicias y donativos que reciban en las celebraciones de culto público o que sean depositadas en alcancías o canastillas. Además de que a partir del 15 de febrero de 2015, las asociaciones religiosas deberán presentar su Declaración Informativa Múltiple (DIM), que incluye sueldos de sus trabajadores, así como nombre y RFC de todas y cada una de ellas y el monto de los donativos.
Cabe destacar que esta medida que pretende meter en cintura a todos por igual no fue vista con buenos ojos sobre todo por agrupaciones que han encontrado en la fe un negocio muy redituable, razón por la que hoy el SAT ha volteado la mirada a éstas para que rindan cuentas de los miles o millones de pesos que entran a sus arcas a través de los donativos de los feligreses.
Y es que en los últimos años los centros de oración se han proliferado por doquier –siendo las asociaciones protestantes las más numerosas- sin que nadie fiscalice sus activos. Dineros que han hecho ricos a más de un pastor o sacerdote pues es del dominio público que éstos viven con lujos a los que cualquier persona común y corriente no puede acceder.
Aunque es un tema tabú, la religión es uno de los negocios más lucrativos que ha existido desde el principio de los tiempos en todo el mundo, y con el que numerosas agrupaciones han medrado indiscriminadamente a cambio de ayuda y concilio espiritual.
Es de aclararse que el problema no es con Dios, sino con los administradores de la fe sobre la tierra que respaldados en la historia de un hombre nacido de la gracia de Dios impusieron sus dogmas sobre la humanidad en todas sus vertientes religiosas, siendo la Iglesia Católica la que más poder ha acumulado, extendiendo sus redes incluso en la política, la educación, negocios transnacionales y hasta en la delincuencia organizada, siendo esta última la que más activos genera al clérigo a través de sus jugosos donativos a cambio del perdón de sus pecados.
Sin duda alguna –aunque después de esta nota sea excomulgado-, el ejercicio de la fe, como la interpretación de la Biblia misma, han sido adaptados a lo largo de los siglos a los caprichos de aquellos que ostentan el poder religioso y político, convirtiendo así a la Iglesia Católica en los últimos 400 años, en la institución más rentable y poderosa del planeta, superando incluso a imperios expansionistas como el de Francia e Inglaterra. Convirtiéndola en la institución más poderosa de la historia humana.
Volviendo al tema, con esta determinación del SAT el negocio de la fe en México parece llegar a su fin. Sin embargo ésta no es la realidad ni el meollo del asunto, lo cierto es que es simplemente el reclamo de una parte del botín al que le abonamos yo, tu, el, nosotros, vosotros, ustedes y ellos; incluyendo al género femenino que es el más apegado a los actos religiosos.