Por Mario Castillo Rodríguez
Chetumal.- Es durante el día y no en la noche como muchos piensan, cuando los capitalinos aprovechan para poner en práctica sus conocimientos del “Kamasutra”, por lo que la mayor demanda de los servicios de moteles es de 10 de la mañana a 2 de la tarde; y de 4 de la tarde a 7 de la noche.
De acuerdo a un sondeo hecho por un servidor en 4 de los 7 hoteles de paso con registro en la ciudad, son más de 120 ocupaciones que se contabilizan durante estos horarios, contrario a la noche que no rebasa las 60 entradas.
Lo anterior, fue manifestado por algunos de los encargados de estos templos del placer, quienes aseguraron que esta demanda depende de los días de quincena o fines de semana, que es cuando se incrementa la ocupación.
“Taxistas, obreros, albañiles, amas de casa, mujeres de la vida galante, y hasta funcionarios de todos los niveles del gobierno; son los clientes asiduos que a plena luz del día prefieren echarse su brinquito”, señaló uno de los entrevistados.
Agregó que todo depende también de los días ya que hay horarios nocturnos que difícilmente llegan a las 30 ocupaciones, “pero los lunes y los viernes durante el día es cuando se dispara la ocupación”, dijo.
Los costos de estos servicios van desde 80 hasta 250 pesos por las primeras tres horas, dependiendo si las habitaciones cuentan con ventilador, clima, espejos panorámicos, sistema de video; y desde luego, del nivel de los moteles ya que hay para todos los gustos y clases sociales.
“El sexo un placer humano que no conoce edades, distinción de razas, clases económicas, ni sectores sociales, aquí nos llega gente de todo tipo que en ocasiones no se fija en donde se va acostar pues su mente viene ocupada en darle rienda suelta a sus pasiones”, aseguró la encargada de un céntrico hotel de paso.
Cabe señalar que la demanda o preferencia de los clientes, depende por mucho del trato, la limpieza, pero sobre todo el respeto a la secrecía y privacidad que ofrecen estos lugares donde los chetumaleños y chetumaleñas acostumbran ir a descargar su estrés.