Por Nicolás Lizama
El partido tricolor en Quintana Roo ya no obedece a los intereses que lo originaron. A cambio de migajas, se ha convertido en un apéndice del poder.
Es uno más de tantos miserables que merodean a los jefazos que están sentados frente al “pastel”.
Tal cuestión, la dio a entender hace tres días un veterano y colmilludo priísta, Rodolfo Romero Euan y hay que creerle.
Alguna vez también fue de los privilegiados que estuvo frente al “pastel”.
Anduvo en las entrañas, en las merititas tripas de la bestia y sabe cómo se mueven esas cosas, sabe, pues, cómo masca la iguana.
Hasta el momento nadie de la dirigencia lo ha refutado, aunque ¿tendrá dirigencia ese partido?