Nicolás Lizama
Buena adquisición la que hizo el PRI con Manuel Valencia.
Esos tricolores imberbes necesitaban de un tipo al que le arrastre el colmillo.
Alguien que les lleve de la mano porque, de veras, esa dirigencia está más verde que un perico.
Valencia Cardín, ha estado en lo más recóndito de las tripas del sistema.
Ha sido patrón y ha sido jornalero.
Sabe que embarrarse de excremento es parte del trajín en esas lides.
No hace muecas cuando traga sapos (otra cosa es que luego se las cobre, sabe que la venganza, fría, tiene un sabor inigualable)
Sabe cuándo debe ponerse las rodilleras y cuando se las debe colocar el fulano que tiene enfrente (detalle vital para la sobrevivencia)
Sabe dónde está el truco.
Tiene noción, sobre todo, por dónde le entra el agua al coco.
Muchos, en su ignorancia, se preguntarán: “¿Qué habrá visto de interesante en esas ruinas?”.
Lobo de los siete mares, el regidor no da paso sin huarache.
Manuel, no mete las narices de a oquis en cualquier lodo…, perdón, en cualquier lado.
Sabe que la inversión no es vana, que algo obtendrá como ganancia.
Si no, ¿qué chiste?